Ama a tu blog como a ti mismo
No, no voy a despedirme de la blogosfera ni mucho menos cerrar mi blog (de ahí que en el título haya pluralizado), no me vería capaz. Pero veo que otros bloggeros sí, y sus motivos tendrán. Llevo un tiempo dándome cuenta de que quienes gestionan, administran y sacan adelante un blog, en un momento dado deciden echar el cierre definitivo. Es una decisión difícil, y espero no tener que tomarla nunca, porque aunque sea una malísima comparación (ya se sabe, son odiosas), para mí tener un blog es como tener una mascota: está bajo tu responsabilidad, y de una mascota uno jamás debe desatenderse. Sin embargo, por causas de fuerza mayor te ves obligado a darlo en adopción, pero nunca, nunca lo abandonarías, y si lo hicieras serías irresponsable. Con un blog pasa lo mismo.
El último espacio bloggeril desaparecido que he descubierto, no sé si tarde, ha sido Fantasía Literaria Juvenil, de Jeny, en el que por cierto me animé a ayudarla en tema de traducciones inglés-español (cosa que nunca llegué a hacer por otra parte; podría haberme avisado al menos para eliminarla de mi lista de colaboraciones, pero bueno, no la juzgaré por eso). Desconozco las razones en la erradicación de su web (motivos personales que no incunben, desmotivación, traspaso a otra plataforma, compra de dominio, falta de tiempo...), pero debo decir que me gustaba su estilo de escritura, los contenidos que compartía y el diseño de la página. Anoche, ¡zas!, menudo jarro de agua fría me cayó encima cuando Blogger me certifica en pantalla "el blog se ha eliminado." Anda, qué pena, dije. Y luego me pregunté: ¿qué la empujó a eliminarlo? Yo no lo habría hecho.