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Cuando sonaban sus primeros acordes, el mundo se detenía. Estuviésemos haciendo lo que estuviésemos haciendo, lo dejábamos todo y nos sentábamos delante de la tele, como bobos, con un bocadillo de Nocilla en la mano y el mando a distancia en la otra. Sonaba la música y empezábamos a cantar la canción, con el volúmen de la caja tonta a tope, dando botes en el pobre y mullido sofá, con la boca llena de pan y las migas cayendo, manchándonos la ropa de cacao y nuestras mamás gritándonos que no diéramos un escándalo ni jolgorios, que nos escuchaban los vecinos de al lado. Y por supuesto, cuidado con las manchas en el pantalón o la camiseta de turno que luego no saltan ni con lejía. Todo eso no importaba cuando se asomaban a la televisión los dibujos animados de hace 20/25 años. En definitiva, la banda sonora de la infancia de much@s, que ahora rondan la misma edad que aquellos: la treintena.
Y es que l@s de mi quinta, l@s nacid@s en los 80´s, seguro que con el mínimo esfuerzo recuerdan las canciones de muchas series animadas y son capaces de tararearlas de cabo a rabo, para sorpresa de lo que nuestro cerebro es capaz de guardar en la memoria por muchos años que pasen. Todos sabemos que David el Gnomo, siempre de buen humor, es 7 veces más fuerte que tú; que 1, 2, 3, 4, locos los 4 son los Trotamúsicos de Bremen; que en un pueblo italiano vive nuestro amigo Marco, en una humilde morada. Sabemos que Oliver y Benji allá van con el balón en los pies, y ninguno los podrá detener; que eran 1, 2 y 3 los famosos Mosqueperros y el pequeño Dartacàn siempre va con ellos. Además, que son 80 días son, 80 nada más para dar la vuelta al mundo, en barco, en elefante o en tren. Y que Ruy se lanza, contra el enemigo, qué valiente es como ninguno. Y así, hasta el infinito y más allá, como diría nuestro "espacial" amigo Buzz Lightyear.
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Amigos de infancia televisiva |
En verdad, con estos dibujitos aprendíamos valores tan bonitos como la amistad, el respeto por la naturaleza, el no ser mejor que nadie, la lealtad,... Nos estretenían una barbaridad, y eran series de calidad. Lástima que los niños de hoy se entretienen con cualquier cosa, o debería decir chisme tecnológico, porque ya ni la tele les gusta y ni siquiera este aparato que tenemos tod@s en casa (hoy día relegado por Internet) está por la labor de velar por ellos. Algunas de estas series eran hasta bastante didácticas y pedagógicas, como las recordadas
Érase una vez... el cuerpo humano, donde veíamos cómo eramos por dentro, con los glóbulos rojos y blancos corriendo por nuestra sangre, entre otros órganos,
... y el hombre, con el que viajábamos desde la prehistoria hasta la era moderna. Toda una lección de anatomía humana e historia.
Ahora sólo me queda preguntar: ¿te acuerdas? Hincha tus pulmones y vuelve a cantar las canciones de los dibujos de los 80´s. Si peinas la treintena en primaveras seguro que los recuerdos dulces vendrán; unos tiempos que ahora daríamos lo que fuera por volverlos a vivir. Ojalá tuviésemos el DeLorean de Marty McFly para regresar a esos maravillosos 80´s. Hoy me siento nostálgica.
PODCAST: escucha y disfruta esas sintonías ochenteras de unos dubujitos animados con sumo encanto que nos marcaron de pequeñit@.
PLAYLIST: visiona las cebeceras u openings, muchas inolvidables y clásicas, muy grabadas en la retina. No podías dejar pasar una sóla tarde sin verlos.
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