De casi todo, desde novelas románticas, literatura juvenil y adulta hasta la fantasía y espero que algún día novela negra. Últimamente la chick-lit se me atraganta. Solo reseño narrativa, nunca poesía o teatro.
Creo que las reseñas deben dirigirse a los lectores y no a los autores: es la única manera de ser sincera con los primeros y, quizá, ayudar a los segundos. En Filóloga Bibliófila la política de reseñas será así:
- Sinopsis - Resumen del libro.
- Ficha bibliográfica - Con: título original y traducido, autor/a, género, editorial, nº de páginas y año de edición.
- Mi valoración personal - Inocente, crítica, sincera, original y objetiva.
- El muro de las citas (en las reseñas nuevas) - Con la primera y la última cita del libro.
- Info adicional (Datos de interés en las reseñas antiguas) - Datos extra como web del autor, enlace del booktrailer... etc.
- En resumidas cuentas - Puntuación numérica de 0-10 y rating de ratoncitos.
Los ratoncitos opinan |
¿Qué nota pongo? |
No soy crítica literaria ni considero que tenga la capacidad para ello, aunque más de una vez me hayan dicho que dado mis estudios de filología escribo muy bien, pero sí tengo la afición y el placer de contar al mundo (y a quien esté interesado) lo que me gusta leer. Con un mismo libro puedo estar perfectamente un mes, eso es porque lo digiero muy bien, saboreo hasta la última gota de la tinta impresa (es entonces cuando saco mi ego bibliófago). Califico cada reseña con números enteros en una escala de 1 a 10 (las Puntuaciones similares a unas notas académicas), y mediante un rating bibliófilo (antes llamado Bibliofiliómetro), una divertida categoría de ratoncitos de biblioteca que opinarán sobre si merece la pena que leas el libro o no. Leo en español e inglés pero siempre reseño en la lengua de Cervantes.
Adoro escribir y leer asi que ¿por qué no escribir sobre lo que leo? Cuando empecé a reseñar me aficioné cada vez más y ya no paré. La primera reseña fue La Historia Interminable de Michael Ende, uno de mis libros fetiche. Su lectura coincidió con mi inmersión en el mundo Blogger y el descubrimiento de los blogs. Vi que los lectores contaban lo que les gustaba leer y me dije ¿por qué no hacerlo también? Me encantan los libros, por dentro y por fuera: sus historias, sus páginas que huelen tan bien, sus solapas, marcapáginas, portadas y contraportadas. A menudo acabo prendada de algunos personajes, y no necesariamente masculinos. Leer un libro te sumerge en un mundo mágico, diferente y único, potencia la imaginación y la creatividad y hace que te zambullas de pleno en historias que, a veces, parecen tan reales como la vida misma.