Sinopsis:
La joven y culta viuda Desirée Wallin es bibliotecaria. Su marido Orjan
murió en un accidente hace dos años, y se siente muy sola. Su deseo más
profundo es tener un niño, pero su aspecto de ratón de biblioteca y su
carácter introvertido no le ayudan a la hora de conocer gente. En sus
visitas a la tumba de Orjan, coincide con un personaje rústico que
arregla con esmero y dudoso gusto el sepulcro de sus padres. Es Benny,
un granjero solitario y aislado del mundo, que necesita una mujer fuerte
que le quiera y ayude a llevar adelante su trabajo en la granja. Entre sus cantos a las
vacas en Nochebuena y su ropa comprada por catálogo no hay sitio para
una mujer. O al menos eso pensaba hasta que Desirée apareció en su
camino.
Mi valoración personal:
La mujer beige y el Propietario Forestal, ¿acabarán enamorándose?
¿Qué parecen tener en común un hombre rural, que siempre huele a rancio y se compra la ropa por catálogo y cuya lectura de cabecera es Guía de la Cría de Ganado con una mujer culta, moderna y de ciudad, que lee a Schopenhauer? Nada en verdad, pero sí la necesidad imperante de conocerse y encontrarse. Así son Benny y Desirée, los protagonistas de El Tipo de la Tumba de al Lado de la escritora suiza Katarina Mazetti (suena italiano, pero no), una historia de dos personas atraidas por una irrefrenable chispa y que se agrarran la una a la otra para vivir con ansia dado que se percatan de que van camino de morir en vida. De hecho, parece hasta lógico (e irónico) el nada común escenario de un cementerio como enclave romántico de esta pareja contra pronóstico.
La novela, cortísima (no llega a las 200 páginas) y con capítulos breves de apenas cuatro o cinco páginas, es una historia divertida, alegre, romántica (un tanto alocada) e irónica. En esto hay que matizar puesto que se dice mucho de lo que no es: el humor sueco no es el humor español. Hay que entender el primero para que pueda hacer la gracia en el segundo. Dicho sea de paso: si no entendemos la ironía sueca difícilmente se podría un@ reir con la situación atípica que nos presenta la autora en este libro. El romance, tres cuartos de lo mismo: está ahí, pero hay que entender las muestras o no muestras que se prodiga la pareja. A su manera se quieren, aunque ni lo parezca. Pero no hay que olvidar que El Tipo de la Tumba de al Lado es una historia poco usual. ¿Cuántas veces nos enamoramos de alguien en un cementerio? Que levante la mano quien lo haya hecho.
Dicho esto, sí hay algo en este libro que una buena lectura debe poseer: la condición que genera en el lector de pasar página y página para saber más de lo que les ocurre a los personajes. Porque Benny y Desireé, a pesar de parecerse sus personalidades como un huevo a una castaña, no es que se quieran, que por momentos parecerá que no es así, sino que se necesitan sin control. Esto se detecta muy fácilmente en los diálogos, hilarantes a veces, desconcertantes no tan a veces y siempre irónicos, aunque pocos hay que decir, pero que nos dan una señal del tira y afloja de esta dispareja formada por una bibliotecaria urbana amante de la cultura y un rústico granjero.
Leer El Tipo... nos hace preguntarnos si dos estilos de vida que avanzan a ritmo de colisión pueden
vivir en armonía. Desde luego la respuesta no la voy a dar aquí porque revelaría mismamente el final (sorprendente, chocante, desconcertante... no sabría decir con exactitud), pero sí diré que conforme se avanza a la página 190 y última del libro, el lector se va imaginando cosas del tipo "esta pareja rompe" para luego decirse "oh no, espera, van a volver a darse una oportunidad", o "yo creo que no se soportan" o "¿donde has visto tú una mujer muy de ciudad con un tipo del campo, que vive con 24 vacas y le gusta las albóndigas de carne congelada y tener su casa decorada con bordados de punto de cruz?". "¿Un hombre simple que nunca tuvo la oportunidad de conocer mundo ni hacer
nada más que ocuparse de la granja familiar con una mujer así?". Poder, lo que se dice poder, puede ser, y además, es. La estampa de la bella doncella de la ciudad siempre cargada de libros enamorada del sencillo y humilde chico de granja, que incluso tiene buen corazón, es cuanto menos muy dispar. Este choque de "modos de vida" es el centro sobre el que gira esa inestabilidad en la pareja y nos hará ser partícipes de su relación. Pero ante todo, Benny y Desirée son el reflejo de que lo que importa en el plano amoroso no es lo que tienes, sino lo que eres.
Portada original |
Dicho esto, sí hay algo en este libro que una buena lectura debe poseer: la condición que genera en el lector de pasar página y página para saber más de lo que les ocurre a los personajes. Porque Benny y Desireé, a pesar de parecerse sus personalidades como un huevo a una castaña, no es que se quieran, que por momentos parecerá que no es así, sino que se necesitan sin control. Esto se detecta muy fácilmente en los diálogos, hilarantes a veces, desconcertantes no tan a veces y siempre irónicos, aunque pocos hay que decir, pero que nos dan una señal del tira y afloja de esta dispareja formada por una bibliotecaria urbana amante de la cultura y un rústico granjero.
- Me imagino que no te apetecería... que no te apetecería... venir al cementerio conmigo.
Se quedó mirándome un buen rato,
- ¡Ya, seguro que eso es lo que les propones a todas las chicas! -dijo, y me sonrió como una niña en vacaciones de verano.
A partir de ese momento, tengo vacíos de memoria, pero lo que sé seguro es que ya nada volvió a parecerme extraño o incómodo. Fue a buscar su abrigo y salimos. E incluso pensé que su gorrito de lana peluda era precioso. Con sus setas y todo.
Leer El Tipo... nos hace preguntarnos si dos estilos de vida que avanzan a ritmo de colisión pueden
Katarina, divertida |
- Pase lo que pase, quiero regresar al Chico de la Tumba de al Lado cuando llegue el momento. A ti, Benny. Y entonces podemos jugar a contar palitos con nuestros huesos, hasta que nadie sepa cuáles son tuyos y cuáles míos. ¿Me esperarás fielmente?
Benny permaneció sentado en silencio durante un rato:
- No si puedo evitarlo -dijo-.
El Tipo de la Tumba de al Lado es una novela fresca y muy ágil, que se lee rápido y veloz; sin apenas darnos cuenta la habremos acabado de un rechupete. No es de esa clase de novelas que devoramos nada más tenerla en las manos, pero sí que es poseedora de una sinopsis atrayente como un imán, la cual una vez la leemos, nos dice que pasaremos un ratito ameno. Y así ha sido, sumando inclusive su sencilla portada rosa chillón tan característica y llamativa con la carretilla y el ramo de flores, símbolos inequívocos de lo rural y lo urbano, de lo masculino y lo femenino (y sin la tumba que reza su título, curiosamente). Paralelamente, Mazetti nos regala una historia novedosa y divertida con dos narradores protagónicos, diferentes puntos de vista y estilos de vida que desde luego, a tenor de lo visto en demás blogs literarios donde se ha reseñado, no deja indiferente a nadie.
En resumidas cuentas:
Puntuación: 6/10 (Bien)
Bibliofiliómetro:
2 bibliofilias:
Al fin encontre alguien que haya leido esta novela.... solo decir que me encantó, me reí como loca... tienes razon cuando dices que este es un humor distinto, no cualquiera lo entiende lamentablemente.
El final. Desconcertante, chocante, quede en blanco, no sabia que hacer con ese final, aun no lo entiendo...
Tuviste igual la misma reacción que yo: como digo en la reseña, tampoco sabría decir con exactitud cómo es el final.
Un beso Ingrid y gracias por tu visita //