Para descubrir que otros mundos son posibles. ¡Asómate a los libros!
Alicia empezaba a hartarse de estar junto a su hermana, sentada a la orilla del río y sin nada que hacer; una o dos veces había echado una mirada al libro que leía la hermana, pero no tenía dibujos ni diálogos. «¿Y de qué sirve un libro —había pensado— sin dibujos ni diálogos?»
Así que estaba dándole vueltas (como mejor podía, ya que lo caluroso de la tarde la adormecía y atontaba) a la idea de si el placer de hacer una guirnalda de margaritas merecía el esfuerzo de levantarse e ir a buscarlas, cuando de repente pasó por su lado un conejo blanco de ojos rosados. |
¡Feliz día del libro y las letras!